13 abr 2015

Enlace Matrimonial Miño & Garnica

Con gran alegría recibimos aquella invitación en la tarde del lunes, sin imaginar que una hermosa fiesta sorpresa había sido organizada por los hermanos de la iglesia. Con amor, cariño y un afecto especial, prepararon nuestra despedida de solteros. Todo ocurrió de manera tan especial y misteriosa que simplemente nos dejamos llevar por el momento, confiando en el cuidado y la bendición de Dios. En nombre de Adriana Garnica y el mío, Walter David Miño, queremos expresar nuestra más profunda gratitud por esta maravillosa cena de despedida. Agradecemos a cada uno de los que participaron en la organización y a quienes asistieron. Que Dios los bendiga abundantemente, tal como está escrito: "Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir" (Lucas 6:38). Con amor en Cristo, Walter David Miño y Adriana Garnica
Miércoles 1 de abril de 2015 El matrimonio es un pacto sagrado donde los esposos se comprometen, delante de Dios, a caminar juntos hacia los propósitos fundamentales de esta unión. Al decir "sí" en el altar, ambos hacen una elección libre y consciente de asumir los compromisos inherentes a esta relación. Estos compromisos van más allá de las palabras; implican amor, respeto, fidelidad y la firme intención de ayudarse mutuamente a crecer, tanto en lo espiritual como en lo personal. Como está escrito: "Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne" (Génesis 2:24). El matrimonio no es solo un lazo terrenal, sino un reflejo del amor de Cristo por Su iglesia, una relación que exige entrega, paciencia y gracia. Que Dios sea el centro de toda unión matrimonial, guiando cada paso hacia Su voluntad perfecta.
Viernes 3 de abril de 2015 Cuando Dios creó a Adán, declaró: "No es bueno que el hombre esté solo" (Génesis 2:18). No hablaba de un estado civil, sino de una cuestión de propósito y gobierno. Dios diseñó el matrimonio para que el hombre y la mujer trabajen juntos en armonía, cumpliendo Su propósito divino. Por eso añadió: "Le haré ayuda idónea para él" (Génesis 2:18), estableciendo así una unión destinada a edificar y gobernar la creación. Los matrimonios sólidos, aquellos que sobreviven a las tormentas y las crisis, son los que entienden que no hay lugar para la comparación ni la competencia dentro de la relación. Cada cónyuge tiene sueños y propósitos únicos, pero juntos encuentran fortaleza en las promesas de Dios y se abrazan a ellas. Como dice la Escritura: "Ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 8:38-39). Que cada matrimonio sea un reflejo de esta verdad, viviendo en unidad, perseverando en la fe y cumpliendo el propósito para el cual fueron llamados.

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