Muchas personas en la época de fin de año practica una serie de rituales que supuesta-mente traen consigo la paz, la felicidad, la prosperidad y tantos otros beneficios que solamente Dios puede ofrecer, y que ofrece gratuitamente por la misericordia infinita que nos concede en su Hijo Precioso Jesucristo.
Lo irónico es que algunas personas confían más en los ritos o agüeros que practican especialmente el último día del año, que en el mismo Hijo de Dios; aún cuando lo único que genera la práctica de estos ritos, es simplemente la externalización de las emociones y los sentimientos; es decir, dan lugar a una experiencia momentánea que despierta los deseos muchas veces egoístas (materialistas y superficiales) de los seres humanos, pero que al final no pasa de ser una experiencia efímera, una obra muerta, sin sentido o poder alguno.
Amigos(as) los invito a que se tomen un momento y piensen en lo realmente importante, no en lo que consiguieron este año o en lo que pueden llegar a conseguir el año que viene, o en lo mucho que fracasaron o lograron este año que pasó; lo realmente importante es tu salvación, pasó un año más y eres salvo?
¿Sabes qué significa ser salvo?
¿Eres consciente de la necesidad que tienes de ser salvo?
Este es un buen tiempo para reflexionar, un buen tiempo para reconocer lo indignos y pecadores que somos delante del Señor, para reconocer que sin su amor y su misericordia-estamos perdidos, un buen tiempo para humillarnos delante de la presencia del Señor y pedirle perdón por nuestras iniquidades; además, es un buen tiempo para darle gracias por todas las bendiciones que in-merecidamente hemos recibido de su parte.
Esta época de fin de año, es un buen tiempo para dejar atrás el odio, el resentimiento, la falta de perdón, la envidia, los celos, la avaricia, la ambición, la injusticia, la contienda y la mentira; y tantas cosas perversas que a diario pueden fácilmente contaminar nuestro corazón y apartarnos del amor de Dios.
Este fin de año es un buen tiempo para rendirnos a los pies de Dios y clamar por su misericordia y perdón, porque no existe ni uno sólo justo que pueda decir que es bueno y que merece entrar en el reino de los cielos.
La salvación de nuestras almas no es un tema ligero, no es un juego; es el propósito más importante por el que nos deberíamos interés a cada día de nuestras vidas, el hecho de sólo imaginar que podremos vivir separados de Dios por toda la eternidad nos debería atemorizar.
“Arrepiéntanse de sus pecados y vuelvan a Dios, porque el reino del cielo está cerca” Mateo 4:17 .
Yo deseo que seas bendecido(a) grandemente en este nuevo año que Dios te permite iniciar, pero por sobre todas las cosas, deseo con todo mi corazón que el regalo de la Salvación de tu alma se haga una realidad en tu vida.
Que el Espíritu Santo quebrante nuestros corazones, cambie nuestras mentes y nos haga cada día conforme la perfecta voluntad de nuestro Señor, que cada día podamos renunciar al pecado y vivir sólo para agradar a nuestro Padre Celestial.
Le pido a Dios que el milagro de la crucifixión y de la resurrección se haga vivo y real cada día en nuestras vidas, en Cristo Jesús, amén.
¡Que la gracia del Señor Jesucristo sea con el espíritu de cada uno de ustedes!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario